Parásito: ‘Organismo que vive a costa de su huésped (nosotros) alimentándose de nuestras células como de lo que comemos’.
Los parásitos, hongos y bacterias pueden vivir en nuestros intestinos teniéndolos bajo control si nuestra digestión y eliminación fucionan como es debido y si nuestra flora intestinal es suficiente. Pero si nuestro recubrimiento intestinal está en mal estado, si nuestra producción de ácidos, enzimas o sales de bilis no es la debiba o nuestra flora intestinal beneficiosa es insuficiente se instalarán los parásitos ‘malos’ y aquí es donde empiezan los problemas.
Tenemos que saber que nuestro cuerpo hospeda a multitud de formas de vida distintas (vamos, no estamos solos) y muchas de estas criaturas microscópicas no son dañinas siendo algunas beneficiosas como la flora bacteriana que habita nuestros intestinos y que nos ayuda a tener un sistema inmunitario fuerte. Pero cuando el equilibrio se desetabiliza es cuando nuestra salud corre peligro.
Los síntomas que crean los parásitos (muy parecidos a otras enfermedades intestinales o alérgicas) son innumerables pero tengo que decir que también se dan casos en que no existe ningún síntoma ya que, por ejemplo, es posible que se comiera carne contaminada hace diez años y todavía está una población de lombrices en nuestro interior sin saberlo:
– Gran cansancio, apatía.
– Picor de nariz o irritación del ano.
– Abdomen hinchado.
– Antojo de comer azúcar.
– Heces nauseabundas o heces muy claras con episodios de estreñimiento o diarrea.
– Flato, gases, molestias digestivas.
– Depresión.
– Dolor abdominal, dolor lumbar, dolores de cabeza.
– Fiebre.
– Hambre desmesurada o pérdida de apetito.
– Mandíbulas apretadas y rechinar de dientes por la noche.
– Insomnio o sueño discontínuo.
– Piel irritada y picores.
– Sensibilidad alimentaria o alergias.
– Síntomas de cándidas que no han desaparecido.
– Uñas con líneas longitudinales muy visibles o uñas quebradizas.
Los parásitos, como he comentado antes, pueden vivir en nuestro intestino sin tener nigún síntoma y puede ser que no nos molesten nunca pero si se nos van de las manos pueden ser los causantes de muchas enfermedades bastante graves.
Es fácil pasar por alto los parásitos y que nos den un diagnóstico erróneo. Por ejemplo, la presencia de lombrices se ha confundido con una úlcera péptica y algunos parásitos les encanta vivir del azúcar que comemos y pueden causar síntomas parecidos a los de la diabetes o la hipoglucemia.
Las pruebas sólo detectan uno de cada cinco casos lo que significa que se les escapa un 80%.
El mito de que los parásitos sólo se contagian en climas tropicales y subdesarrollados es bastante anticuado y falso. Ya que con tanto viaje internacional, tanta migración, tanta importación de producto exótico, tanta manipulación y mala condición de los alimentos y tanto abuso de antibióticos, actualmente cualquier occidental tiene la misma oportunidad de coger parásitos que cualquier indio o vietnamita, por poner un ejemplo.
Si nuestra flora bacteriana está por los suelos o tenemos un sistema inmunológico débil los parásitos entrarán tranquilamente en nuestro cuerpo asentándose y preparándose para multiplicarse y formar familia numerosa.
Si los nuevos inquilinos no se detectan y se eliminan rápidamente puede convertirse en un problema muy grave para el organismo ya que estos bichos empezarán a abastecerse de nuestra comida y a robarnos nuestros nutrientes (escogen los mejores) dejándonos totalmente secos, es decir, cada día más débiles y enfermos. Y convivirán con nosotros durante años. No quiero olvidarme de decir que lo parásitos producen toxinas y sobrecargan las vías de desintoxicación del organismo aumentando el riesgo de otros prolemas de salud.
Cómo se adquieren los parásitos o cómo ellos se apoderan de nuestro cuerpo:
– Por los alimentos: Pescado o carne crudos o mal cocinados o en mal estado (ojo con los restaurantes japoneses reconvertidos); verduras o frutas crudas (sobre todo en países exóticos y restaurantes con mala higiene); azúcar.
– Por el agua: El agua que sale por nuestras cañerías es un foco de infección y un lugar idóneo para parásitos, hongos y virus. Así que mucho cuidado con cocinar o beber estas aguas.
– Por contacto sexual.
– Por nariz, boca o piel. Dejemos de hurgarnos la nariz y evitemos que nuestras mascotan nos laman la cara.
– Por un insecto portador como la pulga, el mosquito o la mosca.
– Por viajar a países exóticos donde los parásitos sean endémicos.
Cómo reducir el riesgo de infección:
– Cambiar sábanas, toallas y albornoces con frecuencia (si es a diario mejor).
– Mantener el suelo de debajo de la cama limpio y libre de polvo.
– Dejar los zapatos de la calle en la puerta.
– No andar descalzo y meterse seguidamente en la cama sin lavarlos.
– Dormir con ropa interior si ya sabemos que tenemos parásitos.
– Lavarse las manos a menudo poniendo especial atención a las uñas: cada mañana, antes de ponerse a cocinar, después de tocar animales.
– Lavar todos los alimentos incluidos frutas y verdurdas. Si estamos cortando carne cruda tenemos que lavar el cuchillo antes de utilizarlo para cortar otros alimentos. Renovar nuestros utensilios de madera.
– Cambiar lo paños de cocina y toallas de manos a diario.
– Tomar semillas de calabaza ecológicas o aceite de lino o de calabaza primera presión en frío. Sus ácidos grasos esenciales omega 3 y omega 6 ayudan a mejorar el tránsito intestinal e impiden la presencia de parásitos. Es importante tomarlos en crudo y nunca cocinar con ellos ya que son muy susceptibles al calor. Una vez abiertos hay que guardarlos en la nevera.
– Muy importante: Solucinar el estreñimiento cuanto antes. Más info en ‘Estreñimiento: Agresión Intestinal’.
– Lavar bien nuestras zonas íntimas después de ir al baño y antes y después de tener relaciones sexuales.
– Si comemos fuera de casa hay que evitar sushis y ensaladas y no comer en restaurantes donde veamos moscas (moscas en un establecimiento de comida significa que allí se ‘cuece algo gordo’). No tomar los frutos secos o tapas de bar que están expuestos al aire libre y todo el mundo manosea. Y mucho cuidado con los helados artesanos ya que algunos usan agua sin flitrar y el frío mata los parástios pero no las bacterias. Ocurre lo mismo con los puestos que venden zumos naturales.
Debemos exterminarlos de manera definitiva y cuanto antes. Y os puedo asegurar que el remedio casero de ponerse un diente de ajo en el ano no hace ningún efecto. Los que siguen mi blog saben que encontré la solución contra estos ‘aliens’ gracias al Terminator Zapper que se cargó a todos los parásitos que llevaba dentro (además de hongos y virus) que me estaban literalmente consumiendo. En mi caso particular eran: Tricomonas muris (habita en intestino y mucosas desarrollando pólipos en la mucosa del colon y útero, además de procesos tumorales); triquinela espiralis (se reproduce en el intestino delgado donde puede vivir y reproducirse hasta 25 años y aparece por consumir carnes de cerdo como el jamón serrano, la última vez que comí jamón serrano fue en mi adolescencia); opisthorchis felineus (por comer pescado crudo, ahumado obstruyendo la bilis). Más info en ‘Electroterapia con el Zapper’.
Hay un montón de parásitos pero hablaré por encima de los más conocidos pero no para alarmarnos sino para ser conscientes y ponerse en acción si es necesario:
– Lombriz pequeña, oxiuro: Se propaga tragándola o inhalando sus huevos (son invisibles a simple vista). La hembra por la noche pone los huevos en el ano (por eso el picor por las noches). Algunos al rascarnos caen a las sábanas o se quedan en las uñas y por eso pueden pasar a otra persona de manera rápida. Los huevos que se quedan dentro (la hembra puede llegar a poner unos 10.000 huevos) lograrán sobrevivir y hacerse adultos. Las lombrices no sólo se encuentran en los intestinos también pueden econtrarse en la vulva, útero y trompas de Falopio. Las lombrices no suelen poner en peligro nuesta vida pero nos quitan energía y nos roban sustancias nutritivas esenciales. Pero una buena higiene romperá el ciclo.
– La giardia lamblia: La infección que causa se llama giardiasis y sus síntomas son muy parecidos a la candidiasis, sindrome de intestino permeable o síndrome de fatiga crónica, además nos causan ventosidades nauseabundas, diarrea líquida, retortijones, dolor abdominal, gases con el resultado de una importante desnutrición. Es un parásito que no se deja ver así que muchas veces en las muestras de heces pasa desapercido y sobre todo en las que no se han examinado antes de pasadas las 24 horas de la toma de la muestra. Puede crecer sin control en centros de salud, supermercados, metro, centros comerciales, tiendas, piscinas públicas, aseos públicos, etc., donde el parásito se encuentra en mesas, sillas, pomos de las puertas, barandillas de escaleras…
Como ya he dicho, lo importante es que después de estar en lugares concurridos nos lavemos bien las manos con agua caliente y un jabón neutro.
– Lombriz intestinal, ascáride: Es la más larga y parece un gustano de tierra que puede llegar a medir 30 cms de largo y vivir hasta un año en nuestro intestino alimentándose de nuestra comida a medio digerir. Una hembra puede poner hasta un cuarto de millón de huevos en un solo día (increíble). Desde el intestino las larvas son transportadas por la sangre a otras partes del cuerpo. Una vez en los pulmones hacen dos mudas y exacavan para salir hacia la tráquea o garganta regresando más tarde al intestino delgado. Se reproducen durante unas diez semanas para empezar de nuevo todo el proceso. Nos desnutren a parte de recorrer por todo nuestro cuerpo a sus anchas y con el peligro de crearnos infecciones muy serias como la neumonía.Y todo esto hace que el sistema inmunológico al intentar combatir estos parásitos cree anticuerpos que aumentan el riesgo de alergias. Los síntomas son malestar abdominal, náuseas y vómitos, irritabilidad, perdida de peso, insomnio, obstrucciones del intestino. Aquí lo importante, como en todos los demás parásitos, es lavarse la manos después de ir al baño y antes de tocar, cortar o cocinar algún alimento. Lavarse las manos a conciencia y no olvidarse de la uñas que es donde se suelen esconder.
– Anquilostoma: Este bicho se abre paso hasta la sangre perforando las plantas de los pies. Es super agresivo y muerde (tiene cápsulas bucales dentales) y causa hemorragias en la pared intestinal. Se adhiere a la pared intestinal y se nutre de sangre y moco. Nos chupa el hierro de la sangre provocando una anemia de caballo. Un solo anquilostoma puede llegar a vivir diez años.
– Solitaria o tenia: Puede provenir de la tenia porcina, de la bovina o del pescado. Se parece a un tallarín con una larga cinta de lombrices planas unidas entre sí (cada una con sus órgnaos reproductores masculinos y femeninos) por una única cabeza alcanzando los 4 metros de longitud y hasta 10 metros si proviene del pescado. Un solo ‘alien’ de estos, puede poner en un día un millón de huevos. Se adhiere y se alimenta de la pared intestinal. Si comemos carne en malas condiciones o cruda, que esté infectada por la solitaria, ésta se liberará en nuestro intestino y el ciclo empezará de nuevo (esta vez en nuestro interior). Las fuentes más corrientes son el pescado y la carne de ternera o cerdo. Interfiere en la absorción de vitamina B12 desembocando en anemia y retención de líquidos. Para exterminarla debe salir el gustano entero porque si se parte o se queda su cabeza volverá a crecer.
Investigando a estos aliens y exponiéndolos aquí se me ha puesto la piel de gallina…
Cómo me gustaría hacer el trabajo del Chef Gordon Ramsay. Se dedica a ir a los restaurantes para mejorar su forma de cocinar, su servicio y su higiene. La parte que más me gusta es cuando Gordon entra en su ‘intimidad, es decir, en la despensa de estos restaurantes, ya que es increíble la cantidad de comida pasada y adulterada que sirven al público llena de parásitos y otros aliens infectando a sus comensales. Ojalá hubiera más gente como él para poner orden en los establecimientos públicos y poder salir a cenar con toda tranquilidad. No os podéis hacer una idea de la cantidad de porquería que puede haber en la cocina de un restaurante donde su dueño no tiene conciencia ni honor.
Salud y Buenos Alimentos.
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com