He decidido volver a escribir sobre este polémico asunto de las vacunas donde parece que nadie se quiere dar cuenta del gran negocio que hace la industria farmacéutica a costa de nuestra Salud mientras nos hacen creer que las vacunas nos darán la ‘inmunidad de por vida’ y que es por nuestra seguridad. Es de chiste que ahora nos taladren la cabeza con este mensaje: ‘Es por su seguridad’. Es por nuestra seguridad que demos todos nuestros datos personales abriendo las puertas de par en par a nuestra privacidad; es por nuestra seguridad que tengamos que ponernos casi en pelotas mientras nos soban y revuelven nuestras pertenencias para poder coger un avión; es por nuestra seguridad que todos nuestros móviles sepan en qué lugar exacto del mundo nos encontramos; es por nuestra seguridad que nos graben sin nuestro consentimiento; es por nuestra seguridad que Google/NSA sepa todo sobre nosotros espiando nuestro ordenador… En fin, miedo me da tanta seguridad…
Sigamos con el tema que tiene mucha miga y no sé si muchos de vosotros podréis digerir todo este artículo. Los que han vacunado a sus hijos y los futuros padres de posibles niños que serán vacunados deben saber que los que no vacunamos a nuestros hijos no es porque se haya puesto de moda o sea algo muy cool-hipster-hippie-friki y vayamos descalzos y con margaritas en el pelo sino porque nos hemos informado y hemos sopesado los pros y los contras y después hemos tomado la libre decisión de no vacunar. Lo que está claro es que después de la noticia de Pau, el niño con difteria de Olot, la industria farmacéutica ha conseguido su objetivo que era subir las ventas de las vacunas y lo ha hecho a través de la ayuda de los medios de comunicación creando miedo e inseguridad a la población mientras sigue llenando sus bolsillos a costa de poner en el punto de mira a los que no son de la manada, a los que no siguen el programa, a los llamados anti-vacunas. Mi objetivo con este artículo no es convencer a nadie sino que se comprenda las verdaderas razones de por qué hay padres, entre los que me incluyo, que no somos unos irresponsables inconscientes por tomar la decisión de no vacunar a nuestros hijos.
‘Un análisis cuidadoso y la revisión de la literatura científica muestra que no existe una vacuna o una combinación de vacunas que pueda demostrar una inmunidad completa y segura’. Gary Null.
Por tanto, si Pau al nacer hubiera sido vacunado de difteria tendría igualmente muchas probabilidades de contagiarse porque ya es un niño de 6 años y la vacuna no da inmunidad de por vida. ¿Qué empeño entonces de culpar a los padres de Pau por no vacunarlo pudiendo haber sido por otros factores? ¿Tal vez el dinero tiene algo que ver?
Pero vayamos por partes:
– El periódico el Mundo nos habla de los padres de Pau:
‘Los padres del niño de seis años de Olot (Girona) con difteria que está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona están “destrozados y se sienten engañados” por los grupos antivacunas, que les convencieron para no inmunizar a su hijo. Lo ha explicado este viernes en una atención a los medios el secretario de Salud Pública, Antoni Mateu, que ha destacado que conoció a los padres la mañana de este jueves en el Vall d’Hebron, donde se desplazó con el conseller de Salud de la Generalitat, Boi Ruiz.”Son encantadores y tienen un profundo sentimiento de culpabilidad que les intentamos quitar”, ha destacado Mateu, que ha añadido que Salud no se ha planteado en ningún momento responsabilizarles de los gastos del tratamiento ni del dispositivo de búsqueda del origen del contagio.’
http://www.elmundo.es/salud/2015/06/05/55718c0e268e3eeb608b4576.html
¿Engañados por los grupos antivacunas? ¡Como si se tratara de una secta! Dudo mucho que estos padres no se informaran y mucho menos que fueran coaccionados por nadie para no vacunar a su hijo. Muy buena la frase: ‘no se ha planteado en ningún momento responsabilizarles de los gastos del tratamiento’. ¡Sólo faltaría! De todas maneras aún no se sabe muy bien cómo Pau enfermó de difteria. Nada es claro. A veces dudo si este niño existe de verdad y pienso en que tal vez sea un montaje mediático…
– ¿Por qué en estos medios de comunicación no hablan de los niños que han muerto o han enfermado a causa de las vacunas? Como es el caso de ‘Federico Sánchez, que hoy preside la Asociación de Afectados por las Vacunas, cuyo hijo, según cuenta, “empezó a sufrir convulsiones después de que le administraran la vacuna Infanrix hexa® (una vacuna hexavalente), del laboratorio GSK”. Posteriormente, le diagnosticaron encefalopatía. Murió hace ahora un año.
Sánchez establece una relación directa entre la enfermedad de su hijo y su posterior muerte con la vacuna de GSK. Y lo hace así porque, según ha relatado a este periódico, tras el fallecimiento de su hijo, envió una muestra de dicha vacuna a un laboratorio estadounidense, donde la analizaron, y concluyeron que “tenía entre un 30 y un 200% más de hidróxido de aluminio de lo que indicaba en la ficha técnica”.
Antes de morir, a su hijo le realizaron un test genético, mediante el que comprobaron que el pequeño “no desintoxicaba bien los metales pesados”. Desde entonces, Federico y su mujer han cambiado radicalmente su visión respecto a las vacunas: su hijo las tuvo todas pero ahora tienen una niña de siete meses a la que han decidido no inmunizar. “Si tu niño se muere por culpa de una vacuna, ¿cómo voy a vacunar ahora a mi hija? Sería un loco”. http://www.elmundo.es/salud/2015/06/05/556f5df5268e3e93438b4595.html
Me encanta esta frase: ‘No desintoxicaba bien los metales pesados’. A ver señores entendidos de la ciencia médica: ¿El organismo del ser humano está preparado para poder eliminar bien los metales pesados? Por favor, seamos honestos…
El hijo de Federico no es el único en el mundo. Hay muchos más. Como el caso que cuento a continuación. Si sabes inglés seguro que será de tu interés esta web: http://whale.to/vaccines.html. Aquí tienes información detallada sobre todo lo referente a vacunas.
– Esta vez nos trasladamos a Francia donde muchos niños están sufriendo las consecuencias de las vacunas:
Según comenta el abogado Hatermann: ‘Los fabricantes de vacunas no se habían opuesto a las investigaciones médicas en cuatro de los cinco casos. Esto representa un ‘visto bueno’ inicial que, de ser aprobado por el tribunal, allanará el camino para futuras investigaciones y la investigación sobre las enfermedades poco comunes sufridas por estos niños de todos los países desarrollados como alteraciones neurológicas muy graves después de recibir vacunas. “Ellos sufren efectos secundarios similares a los de los grandes traumas en la cabeza o ataques epilépticos causando daño cerebral muy grave”, afirmó el abogado. “Estos son niños que estaban perfectamente sanos y que, de repente, después de sus primeras inyecciones o después de una dosis de refuerzo, se detuvieron en desarrollo y presentaron un daño muy significativo”.
Son niños cuya condición se deterioró lentamente solamente días o semanas después de su vacunaciones con fiebre muy alta, llanto inconsolable, pérdida de tono muscular… Ahora estos niños no pueden caminar, hablar o incluso mantener la cabeza levantada; en su lucha por comer, beber o tener algo en sus manos. Ninguna de las muchas pruebas realizadas y las muestras tomadas por la sala de neuro-pediatría han revelado la causa de sus dolencias.
Nello (3 años de edad) pasó una fiebre muy alta después de su refuerzo Priorix (vacuna de GSK contra el sarampión, las paperas y la rubéola), cuando tenía 19 meses. Una semana más tarde, sus padres notaron que se arrastraba con sus pulgares entrelazados dentro de sus puños. Ocho días más tarde, él estaba usando sus muñecas para el apoyo y cayendo como Bambi en el hielo. Un mes más tarde, Nello fue trasladado de urgencia a la sala de emergencia: estaba gritando de dolor, su cuerpo se acurrucó y sus músculos rígidos. Una resonancia magnética de su cerebro reveló atrofia de la sustancia blanca (la mielina). Según las pruebas médicas no se trataba de ninguna causa genética, infecciosa o traumática.
Naomie (4 años de edad) nació prematura pero su desarrollo fue bien hasta que ella recibió su primera inyección de Infanrix Hexa (vacuna de GSK contra la difteria, el tétanos, la tos ferina, la hepatitis B, poliomielitis y la haemophilus influenza tipo B) y Prevenar 13 (vacuna de Pfizer contra las infecciones neumocócicas)”, explica su madre, Mona. Tras una semana de llanto constante, la llevamos a la sala de emergencias por estrabismo y pérdida de todo el tono muscular (ya no podía sentarse por sí misma). Los médicos fueron incapaces de llegar a un diagnóstico.
Lucia (3 años de edad) después de recibir Infanrix Hexa y Priorix a los 18 meses, su madre la encontró inconsciente en su cama, “como una muñeca de trapo”. Ellos la llevaron rápidamente al hospital, donde los médicos observaron inflamación de su cerebro. Tres días más tarde, se sometió a una operación de emergencia para la encefalitis que casi le costó la vida; después de un mes en coma, se despertó ciega y tetrapléjica. Ninguna enfermedad inflamatoria o virus fue identificado como la causa de estos síntomas neurológicos.
Lolita (18 meses de edad). Sus problemas comenzaron cuando a la edad de dos meses, sólo dos semanas después de su primer inyección de Infanrix Hexa y Prevenar 13: “Su cuerpo se puso rígido, ella abrió la boca y gruñó, babeaba y no reaccionó a la luz”, informa su madre. Después de su segundo golpe, a los tres meses, fue llevada a la sala de emergencia oftalmológica: “Mi hija era como una larva, con las manos entrelazadas, los puños apretados alrededor de sus pulgares, incapaz de sostener la cabeza.” Hasta ahora, las pruebas genéticas en Lolita no han llegado a ninguna conclusión.
Terry, 15 años de edad, sufrió encefalitis inexplicable cuando tenía sólo 12 meses de edad y ahora está 80% discapacitado. Los primeros signos de la enfermedad aparecieron cuando tenía dos meses y medio de edad, después de su primera vacuna Sanofi contra la tos ferina, haemophilus tipo B, la difteria, el tétanos y la poliomielitis, retirada del mercado en 2005. Los síntomas consistieron en fiebre alta, gritos persistentes, bronquitis crónica y luego tres semanas más tarde, la parálisis del lado derecho (desde la cadera hasta el brazo).
En 2012, después de 17 años de procedimientos legales, el Consejo de Estado francés reconoció que la vacuna Pentacoq (5 virus diferentes) provocó una discapacidad del 95% en un bebé de 5 meses de edad. Según el experto en drogas “Esto es un giro favorable de las cosas, probablemente arraigado en la conciencia de los jueces. Por primera vez, usaron la lógica inversa: la Pentacoq es una mezcla de las vacunas obligatorias y recomendadas por lo que consideraron que por amalgamación, la discapacidad podría fácilmente haber sido causado por una vacuna obligatoria “.
El abogado también cuenta con el número considerable de apoyar argumentos (tiempo, los niños se encontraban en buen estado de salud antes de ser vacunados) a las familias para obtener su indemnización. En el caso de Terry, el caso más antiguo en el archivo, los fabricantes están culpando a la prescripción, a menos que pueda demostrarse que Sanofi sea responsable porque el producto era defectuoso.‘
Si sabes inglés puedes leer el artículo completo aquí:
http://preventdisease.com/news/14/021214_Families-Battle-Big-Pharma-Side-Effects-Vaccines-Disabled-Children.shtml
Y otro que no te puedes perder:
10 More Young Women File Criminal Complaints due to Injuries from Gardasil Vaccine in France
– Otro artículo muy interesante sobre las vacunas es el de Gary Null (http://blog.garynull.com/) y Nancy Ashley del 26 de septiembre del 2011 y gracias a la traducción de Fran (http://blog.orgonita.eu/2011/10/27/el-mito-de-la-inmunidad-de-las-vacunas/) lo puedes leer íntegramente traducido al español. Aquí lo más destacado que no es poco:
‘Es prácticamente imposible que haya un discurso independiente, abierto y objetivo de científicos sobre la salud pública. O aceptas sin problema que las vacunas proporcionan inmunidad de por vida permanente o eres inmediatamente relegado a la categoría de charlatán. Sin embargo, un análisis cuidadoso y la revisión de la literatura científica muestra que no existe una vacuna o una combinación de vacunas que pueda demostrar una inmunidad completa y segura.
El Dr. Tom Jefferson, epidemiólogo y estimado Revisor de la Colaboración Cochrane, ha investigado y escrito ampliamente sobre las infecciones respiratorias, especialmente la gripe porcina (Influenza). En una entrevista con la revista Alemana Der Spiegel, el Dr. Jefferson hizo los siguientes comentarios con respecto a la vacuna contra la gripe:
La vacuna contra la gripe porcina no está funcionando para la mayoría de las enfermedades similares, ya que sólo está diseñada para combatir el virus de la misma. Por esa razón, la vacuna no cambia nada en lo que respecta a la mayor tasa de mortalidad durante los meses de invierno. Aún en el mejor de los casos, la vacuna sólo actúa contra los virus de gripe porcina en un grado limitado. Entre otras cosas, siempre existe el peligro de que el virus de la gripe en circulación haya mutado para el momento en que el producto se acaba. En el peor de los casos, la vacuna será totalmente ineficaz. En el mejor de los casos, los pocos estudios decentes que existen muestran que la vacuna trabaja principalmente con adultos jóvenes sanos. Con los niños y los ancianos, sólo ayuda un poco. Estos son los grupos exactos en los que se recomienda la vacuna contra la gripe. Es una de las contradicciones entre los descubrimientos científicos y la práctica, entre la evidencia y la política. Por supuesto, eso tiene algo que ver con la influencia de la industria farmacéutica. Pero también tiene que ver con el hecho de que la importancia de la gripe es completamente sobreestimada. Tiene que ver con los fondos de investigación, poder, influencia y reputación científica. Cuando se le preguntó si es razonable para mantener la vacunación contra la gripe estacional, la respuesta del doctor Jefferson fue: ¡No veo ninguna razón para ello!
El Dr. Maurice Helleman, un pionero en el campo de la investigadora de vacunas de Merck en la década de 1950, desarrolló más de 40 vacunas, entre ellas 5 de las 14 vacunas administradas a los niños y los adultos de hoy en día. El Dr. Helleman comentó que a los monos que se utilizaron en algunas de las vacunas que él desarrolló era imposible eliminar a todos los virus llevados por los mismos. Descubrió que la nueva vacuna contra la polio Sabin contenía Simian Virus 40, un virus de ADN que tiene el potencial de causar tumores. De hecho, el SV 40 causó tumores en los hámsters en los que se probó la vacuna. Además, en ese momento se desarrolló la vacuna contra la fiebre amarilla que contenía un virus de la leucemia. Helleman dijo: ‘Sabíamos que estaba en nuestro stock de semillas de la fabricación de vacunas. Esto era buena ciencia en el momento que se hizo. No te preocupabas por estos virus salvajes.’
En un cuidadoso análisis de miles de artículos en la literatura revisada doblemente en la inmunología no podemos encontrar en ninguna parte un patrón oro, los estudios doble ciego, controlados con placebo, que demuestren que cualquier vacuna o una combinación de vacunas se pueda demostrar que proporcionan inmunidad de por vida y que sean seguras para cualquier persona.
El CDC, la FDA, los fabricantes de vacunas, y profesionales de la salud nos bombardean con un aluvión de publicidad diseñada para hacernos creer que las vacunas son esenciales para la salud y la prevención de enfermedades, de tal manera que hemos perdido la capacidad de hacer la simple y pregunta obvia: ¿Nos va a mantener sanos las vacunas a mí y a mi familia ? En este informe, hablaremos del fracaso de la vacuna secundaria:
El brote del 2010 de la tos ferina en California causó enfermedad en 9.100 personas y fallecieron 10 niños (…). El Dr. Witt, reveló en su propio pre-estudio de sesgo que cuando comenzó el estudio esperaba ver la enfermedad concentrada sólo en niños no vacunados. Pero lo que encontró fue que más del 80% de los niños que desarrollaron tos ferina estaban completamente vacunados. Esto es común para muchos casos de supuestas inmunizaciones y brotes de enfermedad.
Así que quizás los niños no vacunados tal vez no sean el problema. Entre el 1 de enero y el 20 de mayo del 2011, un total de 118 casos de sarampión fueron reportados al CDC de 23 estados y de Nueva York. No hubo víctimas mortales entre los 118 casos. De los 87 casos de residentes en USA que sufrieron sarampión, 74 no estaban vacunados: 39 menores de 20 años y 35 de 20 años de edad. El CDC se enfocó en las víctimas no vacunadas contra el sarampión mientras que no dio tiempo al análisis de los individuos vacunados que también enfermaron. De hecho, 13 del grupo (17,5%) habían recibido la vacuna triple vírica contra el sarampión pero la sufrieron de todos modos.
Mientras que el CDC utiliza estos incidentes de brote de la enfermedad para subrayar la necesidad de la adhesión al calendario de vacunas, el mensaje enviado aquí es que el 17,5% de un grupo de individuos vacunados se enfermaron a pesar de la vacuna. Una cosa, sin embargo, es cierta: la gente no vacunada en este grupo que se recuperó (todos ellos) ahora tienen una inmunidad de por vida contra el sarampión. (Lo más normal del mundo. Cuando yo era pequeño se dejaba pasar estas enfermedades comunes y el sistema inmunitario salía reforzado). Para los que tienen el sarampión a pesar de haber sido vacunados, simplemente no lo sabemos. ¿Puede evitar la vacuna que estas personas el desarrollen la inmunidad de por vida? Hasta ahora, ningún investigador ha entrado en este tema. Me pregunto por qué.
Las paperas es otro virus frecuente que surge en las poblaciones vacunadas. En 2006 en los EE.UU se experimentó la mayor epidemia de paperas en todo el país en 20 años, que afectó principalmente a los estudiantes universitarios en sus dormitorios, y se caracterizó por el doble de tasas de fracaso entre los estudiantes universitarios vacunados en la infancia. Las autoridades trataron de culpar a la epidemia a las condiciones sanitarias en los dormitorios, en lugar de considerar la evidencia: La vacuna simplemente no es eficaz por mucho tiempo.
En el período 2009-2010 en Nueva York y Nueva Jersey hubo más de 1.500 casos de paperas entre los grupos altamente vacunados: 88% de los niños afectados habían recibido al menos una vacuna, mientras que el 75% había recibido las dos vacunas recomendadas. Según la Dra. Jane Zucker, Comisionada Asistente de Nueva York de Inmunización dijo: ‘Sabemos que aproximadamente uno de cada 20 personas que se vacunan no desarrollan anticuerpos’. El reportero de Reuters llegó aún más lejos, afirmando que: ‘El virus de las paperas puede mutar por lo que las personas que han tenido sólo una o dos dosis de la vacuna siguen siendo vulnerables.’¿Cómo puede una vacuna con tan insignificante inmunidad a largo plazo no sólo ser recomendada sino que necesaria para la asistencia a la escuela?
La varicela (varicela) es otro ejemplo de una vacuna que no funciona tan bien como los médicos nos han hecho creer. Después de una inyección de la vacuna, la cual fue autorizada en los Estados Unidos en 1995, un 25 por ciento de los niños sigue propagando el virus de la varicela o desarrollan la enfermedad ellos mismos. Anne Gershon, un experta de la varicela, que es directora de la división de enfermedades infecciosas pediátricas en el Columbia University Medical Center, dice: ‘Realmente necesitamos refuerzos de las vacunas mucho más de lo que jamás hubiéramos pensado.’ Nadie pone en duda esta conclusión. ¿Cuántos refuerzos serían suficientes? Nuestras vacunas no confieren una inmunidad que dure, por lo que para contrarrestar esta disminución constante de la eficacia de vacunas se necesitan más, más y más.
Así que en 2006, el CDC recomienda que una segunda dosis de la viruela de pollo se agregue a la lista de las vacunas infantiles. Gershon afirma que: ‘Una segunda inyección para que nuestros niños sigan enfermos no es exactamente una predicción tranquilizadora. Es hora de exigir a los fabricantes y a los defensores de estas vacunas responder a la pregunta: ¿Por qué son estas las vacunas de efecto marginal y potencialmente peligrosas e incluso si vale la pena el riesgo? Muchos padres están empezando a pensar que no lo son, especialmente en un caso como el de la varicela, que generalmente causa una enfermedad leve, mientras que otorgue el beneficio de inmunidad permanente.
El ejemplo más claro de una vacuna con limitada inmunogenicidad es la vacuna contra la gripe. Creada a partir de una combinación de cepas que han ocurrido anteriormente. La vacuna contra la gripe se administra en una especie de ruleta rusa entre los fabricantes de vacunas con la esperanza de que una o más de las cepas pudieran ser la que más frecuente en un año determinado. ¿Pueden predecir con exactitud el éxito? No. ¿La vacuna contra la gripe confiere inmunidad de larga duración? No lo creo. Si lo hiciera, el CDC no recomendaría desde 2010 que todas las personas mayores de 6 meses se vacunasen contra la gripe cada año. Sobre el tema de la inmunidad, todos los del CDC están dispuestos a afirmar que la vacuna durará toda la temporada contra la gripe, que se considera de diciembre a marzo (sólo 4 meses).
La evidencia de que las vacunas no tienen la capacidad de conferir una inmunidad de larga duración es abrumadora. A pesar de esta evidencia, sin embargo, la balanza está del lado de los CDC a favor de la vacuna, la FDA y los fabricantes de vacunas. Al parecer, le tachan a uno de ser anti-estadounidense y anti-ciencia por ser escéptico sobre los beneficios a largo plazo de las vacunas ya que no parece haber tal unanimidad de opinión, tanto de los poderes fácticos como de los medios de comunicación. Demasiados estadounidenses no cuestionan subirse las mangas para todo lo que el CDC recomienda sin considerar las consecuencias. Nos quieren hacer creer que no hay respuestas simples a la pregunta de si la inmunidad natural causada por la exposición a un germen es mejor que la versión industrial. De hecho, hay respuestas sencillas, respuestas obvias pero nadie quiere que el público se detenga a pensar sobre el hecho de que no se puede contar con las vacunas para producir una inmunidad de por vida, mientras que con la inmunidad natural si que se puede.
Antes del desarrollo de las 36 vacunas de la infancia que en la actualidad se dan a los niños menores de 6 años, era común y se esperaba que los niños contrajeran el sarampión, la varicela, las paperas y la rubéola. Estas enfermedades de la infancia se difunden a través de una familia, una escuela, barrio, causando una enfermedad molesta pero relativamente menor. Con unos días de descanso de la escuela, el niño se recuperaba y era ya inmune de por vida. Entonces, ¿qué pasa ahora?
Desde que se iniciaron los programas generalizados de vacunación contra estas enfermedades en la década de 1980 y 1990, tiende a haber menos brotes de la enfermedad. Sin embargo, las enfermedades son más graves e inesperadas. A pesar del número reducido de casos, proporcionalmente muchos más conducen a una enfermedad grave y a la muerte. Y la demografía ha cambiado por completo. En lugar de contraer las paperas a los 7-10 años de edad son los adolescentes los que actualmente se ven más afectados. Del mismo modo, en lugar de los niños de esa misma edad (7-10 años) enfermen de sarampión, el grupo de edad tradicionalmente más afectado desde hace décadas, muchos de los pacientes actuales son bebés, que son mucho más propensos a morir por la infección. El virus del sarampión es especialmente peligroso en los niños debido al riesgo de complicaciones: entre un cuarto y un tercio desarrollan algún problema relacionado tales como diarrea, infecciones de oído, neumonía o encefalitis.
Los bebés solían estar protegidos de la enfermedad a través de los anticuerpos maternos pero este maravilloso mecanismo del sistema inmune de los humanos está siendo destruido por las vacunas. Si nos mantenemos en la actual trayectoria de crecimiento exponencial del número y tipo de vacunas que se administran a los niños y ahora a los adultos, vamos a llegar al punto en que ya nadie tenga inmunidad natural, convirtiéndose así en completamente dependientes de la vacuna con escasa inmunidad y de corta duración.¿Para nuestra propia supervivencia frente a la enfermedad?
El proceso de creación de una vacuna consiste en tomar un agente de la enfermedad y lo hace gradualmente más y más débil, por lo que la propia respuesta inmune del cuerpo se activa y se producen anticuerpos (en adelante, la inmunidad humoral). Pero hay más en el sistema inmune. Además de la inmunidad humoral, que se basa en anticuerpos, también hay inmunidad mediada por células. La inmunidad celular implica la activación de los macrófagos, células asesinas naturales, de antígenos específicos de los linfocitos T, y la liberación de diferentes citocinas en respuesta a un antígeno.
Lo que falta en nuestro método actual de vacunación es una forma de estimular la respuesta inmunitaria entera en lugar de sólo una parte de ella. La exposición normal a los agentes patógenos siempre comienza en la nariz, oídos, garganta y vías respiratorias, no a través de la inyección. Una vez que la inmunidad primaria se ha establecido por la infección, la respuesta de anticuerpos sigue a continuación. Esto permite al sistema inmunológico a fortalecerse y aprender a conceder la inmunidad natural y permanente a un número cada vez mayor de agentes patógenos. Las vacunas inyectadas en el cuerpo se aleja de la inmunidad celular y estimula en exceso la inmunidad humoral. Esto confunde a la maduración normal y distorsiona el funcionamiento del sistema inmunológico. La inmunidad humoral se convierte en dominante y fundamental mientras que la inmunidad celular se suprime: el resultado puede ser una enfermedad autoinmune e infecciones frecuentes. Las investigaciones muestran que los niños vacunados, en comparación con niños no vacunados, sufren de asma cinco veces más, tres veces más alergias, tres veces más infecciones del oído, amigdalitis y cuatro veces más recurrentes.
Así que ahora los brotes de enfermedades crean pánico y miedo cuando se producen, seguida por la rabia contra los padres irresponsables ¨por haber creado el problema¨ al no vacunar a sus hijos. El argumento de las fuerzas pro-vacuna es que no habría casos de sarampión si todos los niños fueran vacunados. Como podemos ver claramente en los ejemplos anteriores este argumento simplemente no resiste el análisis.
La industria de las vacunas afirma falsamente que sus vacunas funcionan exactamente de la misma manera que la inmunidad activa. Como hemos demostrado, las vacunas no producen la misma calidad y fuerza de los anticuerpos que el propio cuerpo produce a partir de una infección natural y de la recuperación, ni tampoco inician inmunidad mediada por células.
Hay dos grandes tipos de vacunas: inactivadas/muertas y vivas/atenuadas. Las vacunas inactivadas/muertas son ineficientes debido a que algunos de los anticuerpos se producirán contra las partes del patógeno que no juegan ningún papel en causar la enfermedad, y algunos de los antígenos contenidos en la vacuna puede realmente disminuir la respuesta adaptativa del cuerpo. Además, las vacunas de este tipo no dan lugar a las células T citotóxicas, que pueden ser importantes para detener las infecciones por patógenos intracelulares. Las vacunas vivas atenuadas pueden causar la enfermedad para la que están diseñados a proteger, ya sea porque vuelve a la virulencia, o porque para algunas personas que no están lo suficientemente atenuadas. Si se desvanece con el tiempo la protección de la vacuna, entonces se está convenciendo a la gente a arriesgar su salud por un dudoso beneficio.
La vacunación es evidente que no garantiza la inmunidad. ¿Qué pasa entonces con el declive de la viruela, la poliomielitis, el tétano, el sarampión y la difteria? En cuanto a los datos epidemiológicos es evidente que muchas, si no la mayoría, de las enfermedades infecciosas comenzaron a declinar notablemente antes de que las vacunas se introdujeran debido a mejoras significativas en la forma de vida. Saneamiento, alcantarillado adecuado, agua potable, una mejor nutrición, agua corriente, las condiciones de vida con menor concentración de personas, la eliminación del trabajo infantil y la mejora en la higiene fueron las verdaderas razones por la que la incidencia de las enfermedades disminuyó.
Los siguientes gráficos muestran que las grandes caídas en las tasas de mortalidad por enfermedad se produjo mucho antes de introducción de las vacunas. De 1900 a 1963, cuando la vacuna contra el sarampión se introdujo, las tasas de mortalidad por sarampión habían disminuido de 13,3 por 100.000 a 0,2 por 100.000 ñ una disminución del 98%. De 1900 a 1949, las tasas de muerte por tos ferina se redujo de 12,2 por 100.000 a 0,5 por 100.000 ñ una disminución del 96%. De 1900 a 1949, las tasas de mortalidad por difteria disminuyó de 40,3 por 100.000 a 0,4 por 100.000 ñ una disminución del 99%. Estos gráficos muestran cambios claros e importantes en la gravedad de las enfermedades mucho antes de cualquier introducción de las vacunas.
Figura 1. Tasas de mortalidad por sarampión.
Figura 2. Tasas de mortalidad por difteria.
En cuanto a los datos de Inglaterra durante 1838-1922, vemos que a pesar de las vacunas aplicadas contra la viruela, no hubo disminución significativa en las muertes por la enfermedad. De hecho, tres grandes epidemias en 1857-1859, 1863-1865 y 1871-1872 se produjeron, a pesar de que hubo una tasa elevada de vacunación. La última epidemia importante en 1871-1872 tenía índices de mortalidad de 101,2 y 82,1 por cada 100.000 habitantes respectivamente, y se produjeron tan sólo cuatro años después de que una nueva ley de vacunación más estricta fuera promulgada en 1867.
Las intervenciones de salud pública tales como las medidas de higiene, el aislamiento y las barreras físicas tienen mucho mejor evidencia que las vacunas.
A pesar de la disminución de las principales enfermedades virales, hay una preocupación ahora por si estas enfermedades están haciendo una reaparición, como podemos ver en los recientes brotes de tos ferina, el sarampión y la varicela. ¿Podría ser esto debido al hecho de que, en lugar de la inmunidad de por vida, lo que tenemos ahora para la gente más joven que la generación Baby Boomer es una inmunidad artificial sobre la basada en vacunas cuya eficacia disminuye con el tiempo? Mientras tanto, estamos siendo inundados por la publicidad que nos dice inexorablemente que debemos someter a nuestros hijos y a nosotros mismos a las vacunas múltiples y frecuentes para salvarnos de la enfermedad y así seguimos la línea del programa.
Las vacunas son un negocio y las grandes compañías farmacéuticas están inventando nuevas vacunas todos los años con la esperanza de que sean incluidos en el calendario de vacunación obligatorio, lo que genera miles de millones en ganancias sobre una base cada vez mayor. (…) Las vacunas también son la piedra angular de todas los programas infantiles, y así alimentar la vida de toda la industria de pediatría (otros apóstoles del genocidio en masa). Cada vez más, el programa del niño sano se ha transformado en un programa bien adulto. Como las enfermedades que antes afectaban sólo a la infancia, ahora los adultos (sin inmunidad de origen natural) estamos siendo presionados para tomar más y más vacunas. ¿No es una sorpresa, entonces, que nunca haya estudios de seguimiento por parte de los fabricantes sobre la eficacia a largo plazo de las vacunas? No sería de su interés hacer un estudio que podría acabar demostrando la inutilidad de sus productos y el daño permanente a nuestro sistema inmunológico.’
Si has llegado hasta aquí te felicito y te animo a que sigas leyendo el artículo completo: http://blog.orgonita.eu/2011/10/27/el-mito-de-la-inmunidad-de-las-vacunas/
Ahora cada cual saque sus conclusiones y pueda comprender por qué los llamados ‘anti-vacunas’ no vacunamos a nuestros hijos y espero que así respeten nuestra libre decisión con fundamento.
Sólo pido libertad de expresión y libertad de elección. Libertad para elegir con conocimiento lo que me plazca y sobre todo respeto para que cada cual viva como quiera sin ser prejuzgado y sentenciado sin conocer las razones de sus actos.
Si sabes inglés te invito a que veas este documental sobre las VACUNAS. (Google te obliga alogear antes de ver este video! lol)
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com
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